Regresarán a México las tumultuosas caravanas, tras el retiro del Título 42

La Opinión, Texas, especial para JRNoticias

Un viacrucis migrante parecía perfecto para principios de abril, cerca de la Semana Santa. El evento fue convocado por indocumentados, como cada año desde que se volvió un clásico de la defensa de los derechos de los indocumentados en México tras el impulso de los sacerdotes Luis Angel Nieto y Tomás González.

Miles se congregaron en la frontera con Guatemala el 1 de abril, igual que la primera vez en el 2010, pero no fue lo mismo. Doce años después, la Guardia Nacional les cayó encima con escudos y tablas. Decididos a impedir el paso con escudos y tablas, según testimonios.

Era la primera caravana que buscaba llegar a Estados Unidos después de que los medios de comunicación adelantaron que  el 23 de mayo la administración del presidente Joe Biden eliminará de la política fronteriza al “Título 42”.

La decisión volvería a reconocer el derecho legal de los migrantes amenazados a pedir asilo en la frontera en condiciones dignas.

La información, aunque aún no ha sido confirmada oficialmente, tampoco ha sido desmentida. Mientras son peras o manzanas, los migrantes del viacrucis avanzaron desde Tapachula, en Chiapas. A la salida de la ciudad hubo un primer enfrentamiento pero los migrantes se sobrepusieron a los guardias y se abrieron paso. No lo lograron más adelante.

El activista Luis Rey García Villagrán, de la organización Por la Dignificación Humana, quien acompañaba la caravana, relató que en el municipio de Huehuetán, los esperó de nueva cuenta otra valla de agentes federales que responsabilizó a los migrantes adultos de los golpes que pudieran recibir mujeres embarazadas y niños, si insistían en avanzar.

“Como no hicieron caso, los guardias detuvieron a quienes iban al frente y así empezaron las agresiones”, detalló García.

Las versiones de medios de comunicación aseguran que los migrantes no se quedaron con los brazos cruzados, que respondieron con pedradas, puñetazos y convirtieron en un gigantesco tolete a la cruz que cargaban para representar a Cristo. Un arma para cargar contra la policía lejos del amor y la paz que inspiraron la caravana.

Irineo Mújica, de Pueblos sin Fronteras, asegura que diversos testimonios de centroamericanos acusan a los oficiales de usar descargas eléctricas para frenar el rumbo de las caravanas.

“Pedimos a la Comisión Nacional de Derechos Humanos que emita una recomendación en contra del Instituto de Migración porque estas armas que se utilizan son ilegales y son actos de tortura igual que los golpes que dan con las tablas”, advirtió. “Cada vez va a venir más gente que tiene hambre e inseguridad en sus países y México no debe recibirlos de esa manera”.

Otras más

Los primeros dos intentos de disolver el viacrucis terminaron con 92 detenidos, 27 heridos, 600 refugiados en una iglesia y la amenaza de los migrantes de volver a reagruparse el lunes 4 de abril para retomar la marchar hacia la frontera norte.

Mientras tanto, el fin de semana en Honduras comenzó a popularizarse una convocatoria para integrar otra caravana en San Pedro Sula vía redes sociales. Para el sábado, un centenar de niños, mujeres y hombres llegaron a la Gran Central Metropolitana y el domingo el contingente sumó a otros cientos y algunas versiones hablaban de miles.

El Gobierno de Guatemala anunció un “estado de prevención” para cinco de los 22 departamentos del país con el fin de contener la posible llegada de migrantes hondureños que

 “cruzarán las fronteras hacia Izabal (noreste), Zacapa, Chiquimula y El Progreso (este) y Petén (norte)” sin cumplir con “los requisitos legales”.

El Título 42 del Código de Estados Unidos permite a las autoridades sanitarias estadounidenses denegar la entrada de personas o bienes en EU. “para evitar la propagación de enfermedades transmisibles” y el ex presidente Donald Trump lo invocó el 20 de marzo de 2020, en los primeros momentos de la pandemia del COVID-19.

La administración de Biden continuó con el Título 42. Expulsó así a alrededor de 1.7 millones de inmigrantes, aunque se negó a sacar a los menores no acompañados.

México aceptó las expulsiones exprés vía terrestre de sus propios ciudadanos así como de salvadoreños, guatemaltecos y hondureños. La mayoría de estos retornos por tierra se llevaron a cabo en cuestión de horas.

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