El James Webb encontró hielo más allá de Neptuno, pero los cristales NO son de agua
En los confines del Sistema Solar, más allá de Neptuno, existe una región poco explorada donde habitan los llamados objetos transneptunianos (TNO). Estos cuerpos celestes, compuestos principalmente por hielo y roca, han permanecido en gran parte inalterados desde la formación del Sistema Solar, hace más de cuatro mil millones de años. Recientemente, un equipo de investigadores liderado por Mário Nascimento De Prá y Noemí Pinilla-Alonso de la Universidad de Florida Central, ha realizado un hallazgo extraordinario en esta lejana región utilizando el Telescopio Espacial James Webb (JWST). Por primera vez, se han detectado hielos de dióxido y monóxido de carbono en estos objetos transneptunianos.
El equipo de investigación estudió 59 TNO y centauros (objetos que orbitan entre Júpiter y Neptuno) utilizando las capacidades espectrales infrarrojas del JWST. Esta tecnología avanzada les permitió analizar la composición química de estos objetos con un detalle sin precedentes. Sus hallazgos, publicados en la revista Nature Astronomy, revelaron que el dióxido de carbono está presente en 56 de los objetos estudiados, mientras que el monóxido de carbono se encontró en 28 de ellos.
Este descubrimiento puede develar la formación y evolución del Sistema Solar. El dióxido de carbono es común en muchas regiones del Sistema Solar, pero su presencia en grandes cantidades en los TNO sugiere que este compuesto ya era abundante en las frías regiones exteriores del disco protoplanetario, la nube de gas y polvo a partir de la cual se formaron los planetas y otros cuerpos celestes. La detección de monóxido de carbono, por otro lado, es más enigmática y plantea preguntas sobre sus orígenes y los procesos que lo produjeron.
Los objetos transneptunianos son considerados como reliquias del proceso de formación planetaria. Debido a que se formaron a grandes distancias del Sol y han sufrido pocas alteraciones, albergan información prístina de la composición original del disco protoplanetario. Estudiar estos cuerpos nos puede proporcionar información importante sobre las condiciones que prevalecieron en el Sistema Solar primitivo y los procesos que llevaron a la formación de los planetas.
Una de las razones por las que no se habían detectado anteriormente grandes cantidades de dióxido de carbono en los TNO podría estar relacionada con las limitaciones de los instrumentos de observación disponibles antes del JWST. Además, es posible que el dióxido de carbono no volátil se encuentre enterrado bajo capas de otros hielos menos volátiles y materiales refractarios. La irradiación también podría haber convertido el dióxido de carbono en otras moléculas, haciéndolo más difícil de detectar.
La detección de monóxido de carbono en estos objetos también es intrigante. Este compuesto es un hielo volátil incluso en las frías superficies de los TNO, lo que sugiere que podría haberse acumulado primordialmente y haberse retenido hasta la fecha. Otra posibilidad es que el monóxido de carbono sea producido por la irradiación de hielos que contienen carbono, transformándose en monóxido de carbono a través de procesos químicos inducidos por la radiación.
Por Luis Arana
Foto NASA
Créditos ensedeciencia.com