Después de 10 años, ya sabemos qué son los cráteres explosivos que aparecieron en el permafrost siberiano

Después de 10 años, ya sabemos qué son los cráteres explosivos que aparecieron en el permafrost siberiano

Desde hace unos años, en Siberia comenzaron a aparecer unos cráteres gigantes que dejaron a científicos y a la gente de la zona rascándose la cabeza. Todo empezó en 2014, cuando se encontraron con un enorme agujero en la península de Yamal. Era tan grande que medía más de 70 metros de diámetro y parecía que algo había explotado desde dentro de la tierra. No pasó mucho tiempo para que encontraran más cráteres en esa misma zona y en la península de Gydan, lo que generó un montón de teorías: algunos pensaron que podía tratarse de meteoritos, otros creían que eran explosiones de gas natural atrapado bajo el suelo.

Sin embargo, después de darle muchas vueltas, un grupo de científicos publicó un estudio que finalmente aclaró este fenómeno. Y, como era de esperarse, el cambio climático tiene mucho que ver con todo esto.

El suelo de Yamal es permafrost, es decir, está congelado todo el año. Pero debajo de esta capa helada se encuentra una zona especial llamada criopeg, que básicamente es agua muy salada que se mantiene líquida a pesar de las temperaturas bajo cero. ¿Cómo es posible que no se congele? Gracias a dos cosas: la alta concentración de sal y la presión del suelo congelado que mantiene todo bajo control. Pero hay algo más: debajo del criopeg están los hidratos de metano, que son como cristales que atrapan gas metano en su interior. Estos hidratos solo son estables en condiciones muy frías y con mucha presión, por lo que mientras el suelo sigue congelado, todo está en orden.

El problema aparece cuando el calentamiento global empieza a derretir cada vez más profundamente la capa superior del suelo. El agua del deshielo se filtra hacia el criopeg y, aquí, ocurre un fenómeno muy interesante conocido como bomba osmótica.

La bomba osmótica ocurre porque el agua del deshielo intenta diluir la sal del criopeg, como si quisiera equilibrar las concentraciones. Pero aquí hay un problema: no hay suficiente espacio para que eso pase. Entonces, la presión aumenta tanto que se generan grietas en el permafrost. Estas grietas son como un disparador, porque al romperse la capa que mantenía todo estable, los hidratos de metano colapsan, liberando el gas atrapado de forma repentina. Y es en ese momento cuando ocurre la explosión: la presión acumulada lanza rocas, tierra y hielo por los aires, dejando detrás un cráter enorme.

Este tipo de fenómeno solo se ha visto en lugares muy específicos, como las penínsulas de Yamal y Gydan, porque necesitan la combinación perfecta de permafrost, criopeg y metano atrapado. Así que, aunque suene a algo sacado de una película de ciencia ficción, no es tan común que pase en cualquier parte.

El verdadero problema no es solo que estos cráteres aparezcan de repente, sino que cada vez que explotan, liberan metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono en el corto plazo. Esto significa que aunque estos eventos no ocurren tan seguidola cantidad de metano liberada contribuye al calentamiento global. En pocas palabras, es como un círculo vicioso: el cambio climático derrite el permafrost, lo que libera más metano, y ese metano hace que las temperaturas sigan subiendo.

Aunque estos cráteres solo se han visto en Siberia, el impacto de lo que ocurre allí nos afecta a todos. Lo que pasa en las zonas más frías del mundo no se queda allí, porque todo forma parte del sistema climático global. Estos cráteres son una señal alarmante de lo rápido que está cambiando nuestro planeta. Y lo preocupante es que, mientras las temperaturas sigan subiendo, podríamos ver más explosiones como estas en el futuro.

Por Luis Arana

Créditos: ensedeciencia.com

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